Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) ha descubierto el mecanismo de los genes que propiciaron la llamada "revolución verde" en los años 60, cuando aparecieron nuevas variedades agrícolas más productivas. EFE Así lo ha indicado a Efe Miguel de Lucas, investigador del CNB, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Autónoma de Madrid, quien ha explicado que el estudio, centrado en la especie "Arabidopsis thaliana", describe el mecanismo de acción de los genes DELLA, represores de las hormonas giberelinas.
Estas hormonas, que regulan la germinación, el crecimiento del tallo, la floración y el desarrollo del fruto, deben ser sintetizadas por la planta, porque, de lo contrario, los genes DELLA se acumulan en el núcleo de las células y actúan como un lastre.
En este caso, las proteínas DELLA impiden el correcto funcionamiento de promotores del crecimiento como el factor PIF4, cuya actividad depende también de la luz que exista en el ambiente.
El trabajo, cuyas conclusiones publica hoy la revista "Nature", ilustra el modo en que una planta es capaz de integrar señales endógenas -las de las giberelinas- y ambientales -de la luz- y las traduce en una respuesta fisiológica, como el crecimiento del tallo o el desarrollo de una flor.
Los científicos han descubierto además que el factor PIF4 sólo actúa en la oscuridad, ya que se acumula cuando no hay luz, en los brotes de semillas que germinan bajo tierra, y su acción hace que el tallo crezca rápidamente hasta alcanzar la superficie iluminada, donde se desactiva.
De Lucas ha señalado que han escogido para el trabajo la "Arabidopsis thaliana" porque se trata de una planta crucífera -pariente cercana del rábano, la col y la mostaza- universalmente usada como planta modelo para la investigación vegetal.
Los científicos confían en que los resultados del hallazgo sean aplicables a muchas otras especies vegetales y sirvan para encontrar variedades de plantas de mayor interés agrícola.
Según el investigador, el descubrimiento podría servir, por ejemplo, para sembrar árboles para la producción de madera sobre las laderas soleadas con el fin de que desarrolle un tronco más largo y sin ramas.
Estas hormonas, que regulan la germinación, el crecimiento del tallo, la floración y el desarrollo del fruto, deben ser sintetizadas por la planta, porque, de lo contrario, los genes DELLA se acumulan en el núcleo de las células y actúan como un lastre.
En este caso, las proteínas DELLA impiden el correcto funcionamiento de promotores del crecimiento como el factor PIF4, cuya actividad depende también de la luz que exista en el ambiente.
El trabajo, cuyas conclusiones publica hoy la revista "Nature", ilustra el modo en que una planta es capaz de integrar señales endógenas -las de las giberelinas- y ambientales -de la luz- y las traduce en una respuesta fisiológica, como el crecimiento del tallo o el desarrollo de una flor.
Los científicos han descubierto además que el factor PIF4 sólo actúa en la oscuridad, ya que se acumula cuando no hay luz, en los brotes de semillas que germinan bajo tierra, y su acción hace que el tallo crezca rápidamente hasta alcanzar la superficie iluminada, donde se desactiva.
De Lucas ha señalado que han escogido para el trabajo la "Arabidopsis thaliana" porque se trata de una planta crucífera -pariente cercana del rábano, la col y la mostaza- universalmente usada como planta modelo para la investigación vegetal.
Los científicos confían en que los resultados del hallazgo sean aplicables a muchas otras especies vegetales y sirvan para encontrar variedades de plantas de mayor interés agrícola.
Según el investigador, el descubrimiento podría servir, por ejemplo, para sembrar árboles para la producción de madera sobre las laderas soleadas con el fin de que desarrolle un tronco más largo y sin ramas.
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